Fotografía de Edwin Hooper en Unsplash
Una semana más tarde que en España, en el Reino Unido el pasado 23 de marzo se cumplió el primer aniversario de las restricciones diseñadas por el gobierno para mitigar el impacto de la pandemia en la población del país. Y al igual que en España, estos días han aparecido varios estudios que reflejan el impacto de esto en los consumidores y las empresas alimentarias. The Grocer resumía en una nota varios de estos, y en esta nota les voy a añadir datos de algunos otros más. Los datos proceden de informes de YouGov, Appinio, IRI, BarclayCard, Lloyds, Kantar, y Lumia.
Si miramos a los datos generales de la economía, el PNB ha descendido un 10% durante el 2020, la tasa de desempleo es del 5,1% (la más alta de los últimos cinco años, con 1,7 millones de personas desempleadas), y unas 5 millones de personas están afectadas por la denominada “furlough scheme” (el gobierno paga gran parte de su sueldo porque sus negocios están cerrados). Incluso se estima que la población del Reino Unido haya descendido, por el desequilibrio entre las defunciones y los nacimientos, y la práctica inexistente inmigración.
En el Reino Unido pasamos cuatro meses confinados, hasta julio cuando pudieron abrir los bares, pero luego volvieron las restricciones, y desde noviembre hasta el mes de mayo no vamos a recuperar un poco de normalidad, con comercios y restaurantes abiertos. El balance del año es un 12% menos de gasto en alimentación, el aumento de las ventas a través de tiendas y supermercados no ha compensado el descenso de la restauración.
Hemos cocinado más: Naturalmente con el cierre de los restaurantes, cada semana hay 136 millones de ocasiones de consumo que se hacen en casa y que no se hacían el año pasado. El pasar más tiempo en casa y tener más tiempo para cocinar ha fomentado la experimentación, con un 30% de hogares comprando productos distintos a los habituales, y el número de cenas que se preparan en casa pasando de 3,6 semanales a 4. El 73% de los encuestados en uno de los estudios admitía haber disfrutado cocinando más, y un 91% decían que quieren seguir cocinando más una vez se acabe el confinamiento. Los principales motivos para estas ganas de cocinar? El ahorro y que lo que se cocina uno mismo es percibido como más saludable.
Hemos comprado de forma distinta: El gasto en gran consumo ha crecido un 22%, pero no todos los canales ni las enseñas se han beneficiado de la misma forma. Discounters son los perdedores, y canal online y comercio de proximidad los beneficiados, y positivo pero sin aspavientos las compras en hipermercados. Un 70% de los encuestados declaran también que se lo piensan más antes de gastar, y que dedican más tiempo a comprobar las características de los productos, interesándose por si se ha fabricado de forma ética y responsable con el medio ambiente.
El trabajar desde casa permitió a los británicos conocer mejor su barrio, al no tener que desplazarse al centro de la ciudad o a los centros de oficinas cada día. Las (pocas) carnicerías, fruterías y (alguna más) panaderías han vendido durante este mes de febrero un 63% más que el año pasado, con más de un 90% de los encuestados entusiasmados con la compra en los negocios próximos y convencido de mantener este hábito. Pero es del comercio online del que más se habla, y que ha conseguido duplicar su cuota del gran consumo desde un 7% el año pasado al actual 15%. Sin duda que lo más notable ha sido la incorporación de los hogares de consumidores más mayores a este canal, que no habían probado demasiado y al que se han visto volcados para evitar el tener que ir a las tiendas a comprar. Como les he venido contando en el blog, los supermercados han aumentado la capacidad de forma espectacular, y siguen naciendo negocios (algunos con nuevos modelos) para dar respuesta a estas nuevas necesidades. El gasto online de la restauración se ha multiplicado por cuatro, aunque en este caso ha sido una gran necesidad, que está permitiendo a muchos negocios mantenerse. La mayoría de los encuestados (un 60%) declara que seguirá comprando online tras la relajación de medidas, y posiblemente uno de los temas a mejorar es el trato a los hogares de gente mayor, que declaran que para poder llegar al gasto requerido para hacer la entrega online tienen que comprar de más.
Y finalmente, nos interesa más la salud. El 81% quieren comer más saludable, y lo intentan con algunos productos ligados a la salud de forma tradicional (frutas y hortalizas, que han crecido en ventas en gran consumo pero no parece que haya crecido el consumo), o bien con productos más sofisticados para aportar más energía, mejorar la salud de la flora intestinal, ayudar a dormir y relajarnos, etc. Y se espera que este interés se refuerce, con las personas cada vez más concienciadas del problema que supone la obesidad, y, mucho más importante, con la cruzada personal que parece querer llevar a cabo nuestro primer ministro, que ha reconocido que su obesidad fue un factor importante en la gravedad con la que le atacó la Covid-19, y está determinado a conseguir que la población haga más actividad física y compre menos comida basura (alta en grasas saturadas, azúcares y sal).
El 2021 no ha empezado de forma muy prometedora, y no va a continuar muy bien con las voces que ya nos están diciendo que no viajaremos al extranjero en verano, pero esperemos que no ocurran más sorpresas y podamos retomar poco a poco una vida algo más normal. Veremos el efecto de este lento relajamiento de las restricciones y la crisis económica en la restauración, el gran consumo y las preferencias de los consumidore.s
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