El canal online se ha beneficiado enormemente del miedo de los consumidores a ir a las tiendas, llegando a alcanzar una cuota del 15.4% de las ventas en gran consumo, según Kantar. Ahora que la pandemia va remitiendo, estamos todos pendientes de qué parte del crecimiento alcanzado va a conseguir retener y cuál va a ser la evolución futura.
La estrategia de muchas cadenas ha sido derivar a los clientes hacia el drive (aquí se llama “Click & Collect”) por el menor coste que supone para las cadenas y que les supone utilizar menos recursos. Para las entregas en casa, en general, los precios o se han mantenido o han subido un poco, para compensar el mayor coste que supone a las cadenas realizar este servicio.
Waitrose es una de las cadenas que más ha crecido en online (supone el 20% de su negocio) fundamentalmente gracias al perfil de cliente que tienen, al cambio que se produjo en Ocado y a que no cobran por las entregas (tienen un pedido mínimo). Sin embargo, The Grocer nos advertía hace poco que esto está a punto de cambiar, y la cadena ha puesto en marcha un piloto para cobrar los pedidos online que se entregan en casa. Esto dejaría a Iceland como el único del grupo de cadenas nacionales que todavía no cobra por los pedidos online.
¿Qué hacen los demás? En general han cancelado la entrega gratuíta para las grandes compras, han simplificado su estructura de precios (supongo al pasar el día en casa, los picos y los valles de demanda son menos relevantes) y los han subido, mantienen las suscripciones (pagar una cuota anual por entregas gratis para cestas pequeñas) y en el caso de Tesco, mantiene las entregas gratis pero únicamente para miembros de su ClubCard+, un club de fidelización por el que hay que pagar para acceder a mayores beneficios.
Fotografía de Waitrose
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