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Writer's pictureJosé Miguel Flavián Erlac

UK: Impuesto en los alimentos con azúcar añadido.

Desde hace unos pocos años, el azúcar le ha quitado a la grasa el papel de malo en el mundo de los alimentos. En UK seguimos siendo obesos, pero además, ahora somos diabéticos, y la culpa ya no se le lleva la grasa si no que es del azúcar que se esconde en los alimentos que consumimos y las calorías “vacías” que aporta.

Por un lado están los lobbies. Los que quieren proteger la imagen del azúcar, como Sugar Nutrition UK, y por otro los que buscan que se reduzca su consumo, como Action on Sugar (un grupo que empezó por la sal, por demostrar que la dieta nacional incluía demasiada sal y debía reducirse en los alimentos). Y también se han pronunciado algunas de las asociaciones tradicionales, como la British Medical Association y la Royal Society of Public Health, que también hablan de la necesidad de reducir el consumo de azúcar. Les remito a sus páginas por si quieren leer más sobre ellos y lo que dicen.

Action on Sugar publicó hace un par de años un estudio sobre el impacto del azúcar en la salud pública británica, proponiendo varias medidas para reducir su consumo. La más llamativa seguramente era el imponer un impuesto sobre los productos con azúcar añadido (zumos, chocolatinas, bebidas refrescantes, etc) para de esta forma, desincentivar su consumo. La medida fue en principio desestimada por el gobierno, pero en una reciente reunión de su grupo de trabajo de salud pública ha vuelto a entrar en la agenda, y está en estudio.

Paralelamente, el Chef Jamie Oliver inició su propia campaña de sensibilización. Emitió hace unos meses un programa en Channel 4 (una de las cadenas públicas de UK) en el que mostraba los efectos en los niños del consumo abusivo de productos ricos en azúcar: obesidad, diabetes, dientes podridos… y después mostraba la experiencia en México, donde el consumo de bebidas azucaradas se había disparado, se le atribuían efectos perjudiciales en la salud de los ciudadanos, y finalmente el gobierno había decidido imponer un impuesto sobre estas bebidas.

En ése mismo programa, Jamie Oliver anunciaba que iba a subir el precio de las bebidas azucaradas en sus restaurantes unos 10p por botella. El dinero extra recaudado irá a la fundación Children’s Health Fund, que trabaja en el ámbito de la educación alimentaria de los niños. Y ahora intenta que otras cadenas de restaurantes se adhieran a la iniciativa y suban el precio de las bebidas. Por ahora se han unido cadenas como Leon y Abokado.

Y en esta última semana las administraciones públicas han realizado movimientos en este sentido: la seguridad social ha subido el precio de las bebidas azucaradas en las cafeterías de los hospitales en un 20%, y el alcalde de Londres ha hecho lo propio en los restaurantes y cafeterías en los edificios que dependen de la institución. Además, la organización Publich Health England (depende del Ministerio de Salud británico) ha preparado una App que ayuda a los consumidores a conocer cuánto azúcar hay en los productos que consumen. Se llama Sugar Smart, y al escanear el código de barras del producto aparecen en la pantalla la cantidad de azúcar.

Fuera de la cuestión de los impuestos, algunas iniciativas de la industria. La reformulación es más que patente, con muchos lanzamientos de productos con claims de sin azúcar añadido o bajo en azúcares. Tesco aprovechó su proyecto Reset para dar de baja un gran número de referencias en su categoría de bebidas refrescantes, todas con alto contenido en azúcares. Y varias cadenas se han adherido a la iniciativa de quitar los dulces de las líneas de caja, para evitar la compra de impulso.

La postura del Gobierno británico es de no imponer nuevos impuestos, pero han pasado de estar totalmente en contra a valorarlo, tras la presión de los distintos lobbies. Están ahora trabajando en una serie de iniciativas contra la obesidad infantil. En las primeras reuniones que están manteniendo los parlamentarios sobre la cuestión se mezcla la educación ciudadana, la comida basura, las promociones de los supermercados, enfermedades crónicas y salud pública. El debate sobre esta cuestión va a ser muy intenso.

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