WRAP, la organización responsable de la gestión del Compromiso Courtault, publicó la semana pasada un informe sobre el progreso que se ha hecho respecto al desperdicio alimentario entre los años 2015 y 2018.
La gran mayoría de cadenas de supermercados están totalmente implicadas en la reducción del desperdicio, y en concienciar a los consumidores.
El Compromiso Courtault es un marco de trabajo entre el gobierno británico y organizaciones del mundo del gran consumo que se adhieren a él de forma voluntaria, y trabaja en pro a conseguir que el sector de producción y distribución de alimentos del Reino Unido no genere tantos residuos ni despercidio. Cubre tanto alimentos como envases, a lo largo de la cadena, desde el origen hasta el hogar. Actualmente se encuentra en la cuarta fase, que va desde el 2015 hasta el 2025, y se centra en reducir el desperdicio, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y reducir el uso de agua. Para el desperdicio alimenterio, el objetivo es que se reduzca en un 20% en la parte de la cadena que va desde que sale de la granja hasta el hogar de los consumidores.
Durante este periodo el desperdicio se ha reducido un 7% el desperdicio, y también un 7% de la emisión de gases GHG. Sin embargo, estas reducciones se deben a las mejoras observadas en los hogares y en los fabricantes de alimentos, que han reducido el desperdicio en un 6% y 10% respectivamente. La última parte de la cadena antes de llegar a los hogares no se ha comportado tan bien, al crecer el desperdicio en un 6% en los supermercados y en un 7% en el mundo de la restauración. A pesar de esto, la cifra total se reduce por el gran peso que tienen los hogares en la cifra total del desperdicio, 20 veces mayor que el desperdicio que se produce en los supermercados y 6 veces la que se produce en restauración.
Según WRAP, una de las razones por las que haya aumentado el desperdicio en los supermercados se debe a
que han relajado las especificaciones de frutas y hortalizas, y las “frutas feas” han ganado peso en las tiendas, pero también se rechazan en mayor medida que los productos sin defectos cosméticos
y que la reducción del uso del plástico supone tener más productos a la venta en granel, y que naturalmente, por la manipulación que hacen los consumidores al seleccionar estos productos, se deterioran más productos que acaban como desperdicio. En algunas cadenas se ha llegado a tripiclar el desperdicio por este motivo.
La cifra de los fabricantes también tiene que ser matizada: la conforman apenas unas 150 empresas motivadas en reducir el desperdicio. Pero WRAP ha identificado otros 500 fabricantes con una producción significativa, y que no han firmado el marco voluntario, por lo que no dedican recursos a medir el desperdicio y evaluar como reducirlo.
Sin embargo, como vemos, los hogares son una parte muy importante de esta ecuación y seguir concienciando a las personas sobre la importancia del desperdicio es fundamental para que se siga reduciendo. Son muchas las iniciativas que hay, desde carteles en tiendas, consejos para conservar los productos, recetas para utilizar los restos de las comidas, etc, y que parece que están haciendo efecto!
Coop nos da la idea de preparar unas quesadillas con los restos del asado del día de Navidad.
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