La realidad de los hipermercados en el Reino Unido es poco positiva. Entre la crisis financiera, la expansión del convenience, y el comercio online, las ventas del canal pierden cada año entre un 2 y un 3%, y los distribuidores han paralizado (o incluso cierran tiendas) la apertura de nuevos hipermercados.
Hace unos meses, Goldman Sachs estimaba que el 20% de la superficie de venta en el gran consumo era redundante, y la mayor parte de esa superficie estaba en hipermercados.
Tesco, Sainsbury’s y Asda buscan colaboradores para llenar el espacio que les sobra, y lo ceden a cadenas como Decathlon, Argos, o de restaurantes, que puedan ofrecer un nuevo aliciente a los clientes para acercarse a los hipermercados.
Ahora Tesco anuncia una nueva iniciativa en este sentido, y va a transformar uno de los últimos grandes hipermercados que abrió (más de 11.000m2, abierto en la ciudad de Dudley en el 2011) en una tienda algo más pequeña (de 6.000m2) y un almacén de preparación de pedidos online, lo que se llama un dark store.
Tesco invirtió £27 millones en la apertura de ese centro, según The Grocer, y tenía secciones extendidas de non food y de restauración, siguiendo los planes que tenía el retailer por aquel entonces de desarrollo del canal. Sin embargo, la crisis financiera, los cambios de hábitos de los consumidores y la actual política de reducción de surtidos penalizan las grandes tiendas, que como decíamos, quedan con espacio sobrante que ahora quieren dedicar a los pedidos online.
Los pedidos online de los clientes de esa zona se preparan en los distintos hipermercados y grandes supermercados de Tesco próximos. De esta forma todos esos pedidos se podrán servir desde este dark store, liberando de esas tareas a estas tiendas y mejorando la experiencia de compra en las mismas (los carritos online son grandes y cuando la tienda está muy llena son un problema) y también se evitan el efecto negativo de las roturas de stock de las tiendas.
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