Al nuevo CEO de Sainsbury’s le está tocando gestionar los años malos del retailer tras una década de reformas y mejoras que les reportaron pasar la crisis en crecimiento continúo. La presentación la semana pasada de resultados anuales dio pocas sorpresas.
Mike Coupe, CEO del retailer. Fuente Sainsbury’s
Al igual que Tesco, el ajuste del valor de las propiedades inmobiliarias les ha llevado a cerrar el año con pérdidas de £72 millones, aunque muy alejado del récord absoluto de Tesco de hace unas semanas.
Las ventas durante el periodo descendieron un 0.2% y las comparables un 1.9%, un escenario en el que se encuentran los otros tres grandes supermercados del mercado británico, aunque los datos de Sainsbury’s se encuentran entre los más positivos del grupo. Sin embargo, mientras que la principal preocupación de sus competidores es no perder clientes hacia los discounters, Sainsbury’s tiene otro problema: le empiezan a abandonar sus clientes más premium, y que prefieren ir a comprar a Waitrose y Marks & Spencer y huyen de guerras de precios y descuentos locos. Cosas del mercado polarizado.
Han apreciado mejoras en el volumen de ventas y en el tamaño medio de la cesta, pero con una inflación en su caso de un -2.5% este crecimiento en productos vendidos no logra igualar las ventas del año anterior.
El canal online se ha ralentizado un poco, creciendo un 13% el negocio de alimentación, en parte a la menor inversión publicitaria y promocional que han hecho este año, y en parte a la espera de su nuevo almacén de preparación de pedidos que servirá a Londres, y les permitirá no tener que depender tanto de la preparación en tiendas. El canal convenience ha crecido un 16%, gracias sobre todo a la apertura de 100 nuevas tiendas durante este año (y tienen otras 100 previstas para el año en curso).
Para este año, el CEO Mike Coupe espera más guerra de precios, por lo que será un año en el que a pesar de moverse más volúmenes, la rentabilidad será menor y para igualar las ventas habrá que vender mucho más. Además los canales menos rentables (online y convenience) son los que más crecen, complicando la solución. Ellos no han entrado con tanta intensidad en la guerra de precios (posiblemente su carácter de supermercado de valor y valores hubiera crujido un poco frente a recortes agresivos) pero han ido ajustando las promociones, eliminando algunas del tipo dos por X y reduciendo el precio desde la primera unidad, o reduciendo el diferencial entre el precio habitual y el promocional de los productos.
El parque de grandes supermercados de Sainsbury’s – de donde vienen en gran medida sus ventas – está bastante renovado, y con la adición de nuevos espacios de non-food que no tenían consiguen mantener un cierto interés entre sus compradores habituales. Sin embargo reconocen tener muchas tiendas con exceso de espacio, y no pueden llenarlo todo de non-food o concesiones con otros retailers (Jessops y Argos, entre otros).
No todos los solares que tienen les dan malas noticias. Al igual que ha hecho Tesco, están estudiando modelos mixtos de desarrollo, y construir pisos encima de los nuevos supermercados que vayan a construir.
Respecto a la joint venture con Netto no se ha hablado mucho, sólo que sigue en marcha, y que este año piensan abrir 10 discounters más, aliviando en parte la carga de los locales comerciales que tienen y que parece no llegarán a ser supermercados de Sainsbury’s.
Siguen buscando ahorros por todos lados, no sólo operacionales, si no también reducciones de plantilla, tanto en tiendas como en las oficinas centrales.
Empieza otro año de retos para Sainsbury’s.
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