El sello Red Tractor en los alimentos es uno de los más reconocidos por los consumidores británicos, y ahora está pasando por una mini crisis reputacional debido a su forma de operar. Afortunadamente, en esta ocasión parece que se ha superado sin consecuencias. Recordemos que llevamos un par de años con varias crisis en el sector cárnico, como por ejemplo la de la planta de envasado de pollo 2 Sisters, o el cierre del proveedor de fooservice Russell Hume por incumplimientos severos con la legislación sanitaria.
El sello Red Tractor nació en el año 2000 y es una certificación que se otorga a productores de alimentos en UK que cumplen con una serie de condiciones. Son más restrictivas que la legislación en vigor en cuestiones de bienestar animal y cuidado del medio ambiente, y sobre todo, que asegura que los productos son del Reino Unido. Según sus propios estudios, más del 62% de los consumidores británicos reconocen el sello, y esto los convierte en la certificación de productos más reconocida en el país.
Recientemente, una ONG (Animal Equality) destapó malas prácticas con los animales en una de las granjas certificadas por Red Tractor, y el diario The Times se decidió a investigar un poco más. En la actualidad hay 46.000 granjas y establecimientos certificados y los inspectores de Red Tractor realizaron el año pasado 60.000 visitas para auditar establecimientos y granjas. De todas estas visitas, tan solo 50 fueron sin avisar, y por ello se ha criticado a la certificadora. Una de las recomendaciones de Chris Eliott en su informe sobre la crisis de la carne de caballo era que el sector alimentario confía demasiado en las auditorías, y que éstas deberían ser sin anunciar para que fueran más efectivas. Sin embargo, por la naturaleza de las empresas certificadas por Red Tractor, esta práctica es algo complicada de poner en marcha, dado que muchas de las empresas son pequeñas granjas, con una o dos personas a su cargo, y puede ser habitual que el auditor acuda a realizar una auditoría a la granja pero que granjero y animales estén en el campo de pasto, por ejemplo, y no se pueda entrar en la granja hasta que vuelva el granjero. Encarecer las auditorías también es un problema para la certificadora, que aboga por defender no solamente los productos de calidad, si no que los consumidores puedan permitírselos.
Naturalmente las imágenes del maltrato han tenido efecto en la opinión pública, y aunque se trate de un caso aislado, Red Tractor va a tener que tomar medidas para revisar su política de auditorías. Ellos mismos, para reforzar su credibilidad, aseguran que el año pasado dieron de baja 200 granjas que no cumplían con sus exigencias, y suspendieron 1.800 más. Entre sus ideas para reforzar el control de las granjas certificadas se encuentran proyectos como el poner sensores conectados a internet en las granjas para capturar información en tiempo real, utilizar sistemas de Blockchain para gestionar la información, mejorar la clasificación de las granjas en función del riesgo, y revisar su sistema de auditoría para mejorar la priorización de visitas.
Es un momento crucial ahora, porque con el Brexit hay mucha sensibilidad sobre cómo va a ser la legislación alimentaria en el futuro en este país, y si se va a seguir produciendo con tan alto nivel de calidad como hasta ahora. No hacerlo quebraría la confianza que tienen los británicos en que los alimentos que se producen localmente son de una calidad excelente.
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