Esta era la primera presentación de resultados del nuevo CEO, David Potts, que llegó a Morrisons a principios de año para sustituir al defenestrado Dalton Philips. Ha presentado las cifras, los seis puntos en los que va a basar la estrategia del supermercado a partir de ahora, y de lo que hemos leído ha dicho nos quedamos con una de sus primeras frases “Va a ser un viaje muy largo”.
Las seis prioridades de Morrisons que esperan les lleve a retomar el crecimiento.
Los números, como se preveía, son malos. -5% en ventas totales, y -2.4% en ventas comparables. Hay cierto optimismo porque en los últimos meses de datos Kantar, Morrisons se ha situado en terreno positivo, y esta cifra mejora los -2.9% y -2.6% de ventas comparables obtenidos en los anteriores trimestres. El dato demoledor es el de los beneficios, un -35% menos que el del año anterior.
La mejora en las ventas que han experimentado, junto con la implantación en más tiendas de varios elementos de la nueva estrategia que les suponen ahorros y mejor experiencia de compra, les permite ser algo optimistas, y afirmar que los beneficios se recuperarán un poco hasta final de año.
Otra de las partes esperadas de la conferencia era la explicación del CEO de cuál iba a ser la nueva estrategia del retailer a partir del diagnóstico que él y su nuevo equipo han realizado durante estos primeros meses de trabajo. La verdad no ha habido misterio, y el resumen es algo que se oye mucho por aquí estos meses: back to basics. Promete centrarse en atender los problemas de sus supermercados, el negocio central, y lograr que sean más competitivos, den mejor servicio, simplificar la operativa, y además tengan una mejor capacidad de adaptarse al entorno local, una novedad, más productos locales y elementos específicos para la zona en la que estén las tiendas.
Además de la venta del negocio de conveniencia, han anunciado que cerrarán 11 tiendas, con la pérdida de unos 900 puestos de trabajo (ya habían cerrado 13 supemercados a principios de año). Esto, junto con los 2,300 trabajadores que se van con el negocio de conveniencia, y los 3,500 que ya han recortado entre tiendas y central en estos últimos años, como parte de su intento de ser más eficientes y ágiles en la operativa.
Sobre el negocio online no se han ofrecido muchos datos, salvo que va bien, y ya cuentan con más de 130,000 clientes activos, aunque por ahora no hay prevista más expansión territorial (cubren solamente el centro/norte de Inglaterra, y Londres), ni desarrollar otros formatos de entrega como el click and collect que tienen sus competidores.
Una de las notas destacadas ha sido la opinión del CEO sobre la inflación alimentaria. Piensa que vamos a estar en un ambiente deflacionario durante al menos un año más, en contra de lo que han expresado los demás directivos del gran consumo, que piensan la guerra de precios no va a poder ser continuar con el ritmo de bajadas que lleva hasta ahora, y antes de acabar el año volveremos a ver incrementos en los precios de los productos. Hay que tener en cuenta que el supermercado que inició esta guerra de precios es Morrisons, y que las acciones para seguirle que tomaron el resto de supermercados llevaron a la inflación a los niveles más bajos desde que se mide. No parece que Morrisons tenga mucho más margen de maniobra, con reducciones en beneficios y cierre de tiendas, pero nunca se sabe…
Respecto a la venta del negocio de conveniencia, no parece que sea un buen trato para Morrisons, salvo que le va a permitir centrarse más en la mejora de los supermercados, y no desviar esfuerzos hacia unas tiendas que perdían dinero. El acuerdo al que han llegado con los inversores de Greybull Capital es de traspasar la titularidad de las tiendas y los empleados por £25 millones, aunque las gestiones le van a costar a Morrisons £30 millones, y además queda responsable de los alquileres de los locales, por lo que si la aventura de Greybull Capital no tiene éxito, Morrisons tendría que pagar los alquileres o pagar compesaciones por extición de los contratos.
El parque está compuesto por 140 tiendas abiertas, y 10 más cerradas. Los nuevos dueños confían el proyecto en Mike Greene, un clásico del retail en UK que ha pasado por varias cadenas de convenience. Sus planes son abrir las tiendas bajo una nueva enseña, My Local, ofrecer menos productos frescos para dar espacio a más vino y cerveza y comida para llevar, reabrir las 10 tiendas que Morrisons cerró, y ofrecer una mayor proporción de productos locales en las tiendas, algo en lo que no destacan mucho la mayoría de tiendas de convenience.
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