La gráfica que aquí les presento, extraída de una presentación de resultados de Sainsbury’s es demoledora. Hace una semana la incluí en una presentación que hice del mercado británico a empresarios españoles, y a medida que hablábamos de ella nos dábamos cuenta de lo significativa que es.
La gráfica refleja la evolución de los beneficios y las ventas comparables de 3 del top 4 del gran consumo británico: el líder, Tesco, el tercero Sainsbury’s y el cuarto, Morrisons. Durante estos años las ventas comparables han ido cayendo para todos por varios factores, entre ellos: relativo a los canales (los hipermercados, de donde viene el grueso de las ventas venden menos, y éstas se trasladan en parte a canales menos rentables como el convenience – con tiqués mucho menores – y online), y otro de pérdida de ventas, porque los clientes se iban a los discounters o porque la inflación alimentaria ha bajado mucho (de un 4% a ser negativa en estos momentos gracias a la guerra de precios) y los modestos aumentos de volumen que se ven no consiguen compensar la pérdida del valor de las ventas por la reducción de precios.
La gráfica de los beneficios si que es seísmica. Los beneficios de los tres han caído, y salvo Sainsbury’s, en más del 50% comparando los últimos disponibles con los del 2008/09. Pero sin nos fijamos exclusivamente en Morrisons, son una tercera parte de lo que eran hace tres años.
Una parte de los beneficios han desaparecido por las inversiones en mejorar las tiendas (principalmente Tesco) y en la guerra de precios (por ejemplo Morrisons destina £1000 millones en tres años a reducir márgenes para bajar precios de las referencias de mayor rotación, mucho menos que los ajustes en el valor patrimonial este año que han sido de £1300 millones) y seguramente es un elemento que seguirá teniendo peso en las cuentas de resultados de estos próximos años. A pesar del esfuerzo en reducir precios del top 4, los dos discounters siguen siendo mucho más baratos (más de un 15% con el supermercado más barato todavía) y además Aldi acaba de anunciar que va a rebajar precios para mantener su diferencial con los demás.
Las ventas han tenido un impacto importante en estas cuentas, pero aún más los ajustes del valor del patrimonio (los solares donde ahora no se van a construir tiendas valen menos que lo que se había contabilizado) y que no se reflejan aquí. Tesco ha decidido hacer el ajuste prácticamente de golpe seguramente por el relevo que se ha producido en su dirección (£4700 millones este año, aunque no se descarta que haya más de menor cuantía en el ejercicio actual) mientras que los demás lo están escalando año a año por ahora.
Lo curioso es que la pérdida de ventas en hipermercados se atribuye a la crisis y al desarrollo del comercio online (la crisis dicen ha pasado pero los clientes no vuelven a los hipermercados, y el online es un 5% del mercado), y el discount, que tanta presencia tiene en la mente de todos, justo alcanza el 10% del mercado.
No parece tener nadie una receta para salvar la situación, a pesar de las múltiples iniciativas que estamos viendo – más allá de la guerra de precios – para activar los hipermercados, rentabilizar mejor el online, y lograr fidelizar mejor a los shoppers. Con razón, la frase más repetida en las últimas presentaciones de resultados de empresas del gran consumo es “market conditions remain challenging”. A pesar de la recuperación económica que parece producirse en UK, los supermercados van a seguir con su via crucis particular, con malos resultados, aunque esperemos que las cuentas de resultados no presenten los sustos de estos últimos años.
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