La delegación local del gigante del gran consumo alemán presentó hace unas semanas sus resultados anuales para las operaciones en el Reino Unido. Su año fiscal va de marzo a febrero, por lo que las cuentas hacen referencia a los doce meses anteriores al 28 de febrero del 2022. Cubren un año atípico, que empezó con confinamientos y acabó con el inicio de la crisis del coste de la energía y los primeros apuntes de la subida de la inflación alimentaria, a medida que las empresas empezaban a trasladar algunos de los aumentos de coste que habían tenido que afrontar durante la segunda mitad del 2021. El confinamiento les sentó mal a los discounters, pero la crisis del coste de la vida les favorece.
En este entorno, Lidl ha crecido un 1.5% en ventas comparables, hasta alcanzar una facturación de £7.800 millones. Una parte significativa de este crecimiento de ventas se debe a que ha sido una de las cadenas que más tiendas ha abierto (53 a lo largo del año, para acabar en 918). Los beneficios se multiplican por 4, hasta alcanzar los £41,1 millones, reflejando la reducción de costes tras los que ocasionó la gestión del Covid-19 en las tiendas y su impacto en la cadena de suministro.
Durante este último año Lidl ha continuado haciendo lo que mejor saben hacer: ofrecer buenos productos a buenos precios, y se han convertido en una tienda refugio para las familias agobiadas por la crisis del coste de la vida. Según ellos, en estos últimos meses atienden a casi 800.000 clientes más a la semana que hace un año, y esto se refleja en su crecimiento interanual, más de un 20% en los últimos trimestres, y acaba de alcanzar una cuota del 7,2%, su récord.
Han incorporado a lo largo del año nuevas iniciativas en sostenibilidad, pero seguramente el desarrollo más importante ha sido su App de fidelización, que ha sido muy bien recibida por clientes y que además de cupones, les permite acceder a descuentos mayores si superan ciertos niveles de compras.
Han invertido £653 millones en abrir nuevas tiendas y almacenes, y £100 millones en renovar la sección de frutas y hortalizas en las tiendas, haciéndolas más grandes en algunos casos. También han aumentado el sueldo de sus empleados, invirtiendo en ello £10 millones (y recientemente, en el año fiscal en curso, han vuelto a subir el sueldo de sus trabajadores para que puedan afrontar mejor la subida de precios, y junto con otras medidas han invertido £50 millones).
Les quedan por delante más meses difíciles pero con recompensa, dado que mientras la inflación siga siendo elevada, van a seguir atrayendo más clientes. Y va a ser muy interesante ver qué va a pasar a partir del segundo semestre del año que viene, en un año aproximadamente, cuando la inflación no sea tan acusada como ahora, seguramente habrá mucha presión para bajar los precios, y la dirección del mercado dependerá mucho de lo que hagan Aldi y Lidl.
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