Kantar Worldpanel aparece estos días en algunas noticias a raiz de la publicación de un informe sobre obesidad, hábitos de compra y perfiles demográficos.
Algunos datos resultan muy sorprendentes, y pueden llegar a ser contraintuitivos. Ciertamente lo son para los consumidores, una vez analizados sus comportamientos de compra y sus comportamientos en el hogar.
El 61% de la población tiene sobrepeso o es obesa directamente, y Kantar atribuye esto a la crisis económica (los hogares más pobres compran más calorías baratas y que llenan), se está dejando de cocinar (se dedica ahora casi un 50% menos del tiempo a cocinar que el que se dedicaba hace 20 años), la mala relación que se tiene con las frutas y las hortalizas en este país (un 11% de los consumidores alcanza los 5 al día, y sin embargo un 36% piensa que lo hace), y la elección del convenience (take aways, ready meals, etc, grasos y calóricos en general).
Fuente Kantar World Panel 2013
En la población se están agrandando las diferencias en comporamiento de cada uno de los estratos sociales. La gente más rica sí que consume más frutas y hortalizas, dedica más tiempo a cocinar (los que ganan más de 25,000 GBP al año cocinan ahora un 16% más tiempo que hace tres años) y entre ellos crece a menor velocidad el consumo de platos preparados frescos o congelados. También, como se ve en el gráfico, consumen menos calorias; quizá tengan trabajos que demanden menos energía, pero también compran cosas distintas.
La gente con menos recursos va al supermercado con el objetivo de maximizar el retorno en calorías del presupuesto que manejan. El objetivo es llenar estómagos, y hacerlo con comida barata o de oferta es lo más habitual. Sin embargo, constata Kantar, que muchas veces comprar más producto porque está de oferta hace que se coma a mayor ritmo y haya que reponer antes de lo previsto. Y también apunta Kantar que el problema de no cocinar en casa se hereda, los hijos de estos hogares tendrán más difícil el poder prepararse ellos mismos la comida cuando sean adultos.
Kantar observa una serie de iniciativas que podrían ayudar a atajar el problema. y también realizan alguna propuesta. Proponen cambios en los impuestos (menos impuestos para los productos que se consideren saludables), regular las promociones de alguna forma, como prohibiendo las de alimentos grasos (porque se entiende que, considerando el sistema en su globalidad, el ahorro que obtengan los consumidores con promociones, etc, no es superior al incremento en el gasto de la sanidad pública para tratar los problemas que tanta caloría genera), y observa que la aparición de subgamas de productos saludables en los supermercados y las reformulaciones de productos llevadas a cabo por muchos fabricantes son elementos esperanzadores.
Proponen también usar algunas de las tácticas utilizadas para concienciar a la población de los efectos del tabaquismo (la táctica del shock, la llaman), mejorar el etiquetado (para expresar de una forma intuitiva si un producto es más o menos saludable), intensificar las campañas educativas para niños y adultos, y finalmente, mensaje para sus clientes, la obesidad es un problema grande, se va a hablar mucho de él, fabricantes y distribuidores comprometidos con esta causa ayudarán a que todos los demás sigan, y seguramente también ganarán el favor de los consumidores.
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