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Writer's pictureJosé Miguel Flavián Erlac

JP Morgan: pesimistas respecto al gran consumo británico.



Este anuncio es viejo, de hace un año más o menos, cuando ya en las conversaciones de máquina de café se hablaba más de la inflación de los alimentos que de si llovía o no.


En un año la situación ha cambiado algo. La inflación sigue creciendo a doble dígito (12.7% para lo que se vende en un supermercado, según Kantar) pero va frenando, y el gobierno está entusiasmado (6.4%), tanto que incluso, como los sueldos de media suben más (impulsados por el sector primario), el Ministro de Economía ha llegado a decir que las familias pueden empezar a “guardarse dinero en los bolsillos” y que es mejor que recortar impuestos. No han sido unas declaraciones muy bien recibidas. La subida de precios en los supermercados se está moderando porque ahora se compara con los precios del año pasado que ya estaban subiendo de forma acusada (11,6% en Agosto del 22, para lo que mide Kantar, llegando hasta el 17% a principios de año) y además las cadenas están poniendo en marcha campañas de reducción de precios. Ha bajado el precio de la leche, de algunas commodities, el de la energía, y los supermercados piden a los proveedores que les pasen propuestas para rebajar precios. Con esto, las cadenas anuncian a bombo y platillo a cuantas referencias le dan el tijeretazo. De forma que el anuncio de Sainsbury’s que se puede ver en el metro estos días (no he podido hacerle la foto de rigor todavía) dice que como los costes están bajando, ellos trabajan duro para trasladar estas rebajas al PVP, siguiendo la misma estructura que el de más arriba.


¿Qué significa esto? Pues que vamos a pasar por otra travesía similar a la del 16, la famosa guerra de precios con los discounters, que al final trajo problemas y márgenes finísimos más que otra cosa. La diferencia entre esa guerra y esta es el Brexit, que complica la contratación de personal y encarece la importación, y que dos cadenas del top 5 han cambiado de dueños, porque han pasado de empresa pública a empresa privada, con menos margen de actuación (por ejemplo Asda ha dejado de tener el poder de compra de Walmart y ahora tiene una montaña de deuda).


Tanto es así que el banco JP Morgan ha publicado una nota sobre el mercado del gran consumo británico que refleja bastante pesimismo, y reduce la valoración de la mayoría de empresas cotizadas en este sector.


Aunque la nota es pesimista en general para bastantes mercados europeos de gran consumo, y piensa que aumenta el riesgo de las inversiones en cualquiera de sus agentes, hace mención especial a Tesco, Sainsbury’s y B&M. No habla de Morrisons ni de Asda porque son privadas.


En general los supermercados británicos mantienen o han mejorado levemente las previsiones de beneficios, pero el banco americano piensa que el riesgo de guerra de precios y deflación es elevado, y esto va a afectar al cash flow e incluso a la cuenta de resultados y los beneficios. Incluso el gobierno británico se alinea con esta hipótesis, al esperar que en 2024 podamos llegar a ver deflación en el mercado alimentario, como indica la gráfica de abajo con datos del IGD y de la ONS.




El gasto de los hogares sigue con el freno puesto, a pesar de lo que piensa nuestro Ministro de Economía, y las ventas crecen un 6%, la mitad que lo que lo hace la inflación. Los clientes siguen con el modo gastar poco encendido, y crece la MDD más de un 10%. Kantar hace un análisis muy interesante sobre lo que se compra ahora versos lo que se compraba hace 12 meses (más marcas de fabricante, mayor cantidad, en tiendas menos centradas en el precio, etc) y concluye que de no haber modificado su comportamiento, una familia pagaría £11.27 más por lo mismo que hace un año. Sin embargo pagan £5.13 a consecuencia de su mayor compra de MDDs, cambio de supermercado, y a otras tácticas para gastar menos dinero.


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