Fuente Sainsbury’s
Hoy Justin King, el que ha sido el CEO de Sainsbury’s desde hace más de 10 años presentaba su último ejercicio, un par de meses antes de ceder el testigo a quien ha sido su mano derecha en el retailer, Mike Coupe. JK deja una empresa saludable, a la que le empieza a pasar factura el esfuerzo de tener que hacer frente a un mercado complicadísimo pero también con elementos para seguir construyendo su posicionamiento diferencial entre los grandes del gran consumo británico.
Las cifras han sorprendido un poco, y además gratamente. Las ventas han crecido algo menos que en otros años, un 2,8% en total, y un 0.2% en comparables, pero si que hay una mejora significativa de la cifra de beneficios, que dicen se ha logrado gracias a nuevas operaciones implantadas a lo largo del año en las tiendas, y que les ha supuesto un gran ahorro de costes. Viendo las cifras de ventas trimestre a trimestre también se puede ver como tras un inicio de año fuerte, las ventas han ido perdiendo fuelle, aunque en menor medida que sus rivales Tesco, Asda y Morrisons.
Convenience y online siguen siendo dos motores de crecimiento, con un incremento de un 19% para el primero (que ya supone la mitad de las tiendas y un tercio de las ventas) y un 12% para el canal online, que ya factura más de £1.100 millones anuales. El tercer eje de crecimiento es el non-food, con incrementos de ventas superiores todavía al 10% (a pesar que llevan ya unos años vendiendo estos productos las secciones renovadas y las nuevas gamas cuentan con el favor de los clientes).
La MDD está jugando un papel importantísimo en la propuesta comercial de Sainsbury’s y en su capacidad de diferenciarse de los demas retailers. La combinación de valor y credenciales les ha protegido muy bien de los discounters y otros retailers, aunque nada es válido para siempre, y ya vemos como los discounters también quieren apropiarse de credenciales manteniendo su fuerte imagen de precio.
En la parte relativamente negativa, se puede hablar de la limitada capacidad que tiene Sainsbury’s para entrar en la guerra de precios. No solo por los problemas con la comunicación de valores que lleva manteniendo desde hace unos años, sino también por el escaso margen con el que trabaja, inferior a sus competidores, y que le resta flexibilidad. Sin embargo, también se ve esto como una oportunidad de reafirmar su posicionamiento en calidad, y dar servicio a los clientes que demandan servicio y calidad, que sigue siendo un segmento importante de la población.
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