Estos días los líderes del G8 han estado debatiendo en Irlanda del Norte sobre como afrontar un problema que cada vez ocupa más titulares, al menos en el Reino Unido. Grandes empresas se las arreglan para no pagar impuestos en los países en los que generan su riqueza, y se la llevan a países como Luxemburgo o la República de Irlanda, donde tienen una oficina matriz, que recibe grandes cantidades de dinero de las filiales en otros países en conceptos de royalties y otros derechos del uso de marcas.
Realmente las empresas no incumplen ninguna ley, todo lo que hacen es legal, y está en manos de los políticos el encontrar una solución a esta cuestión, que no dejará de ser poner barreras a las empresas.
Fuente: The Guardian
En los últimos meses Starbucks, Amazon y Google se han visto afectados por escándalos de este tipo. Estas empresas, a pesar de los grandes volúmenes de negocio que manejan en el Reino Unido, apenas dejan una pequeñísima porción – si lo hacen – en este país.
Como vemos en el gráfico del The Guardian, muchos consumidores que están en desacuerdo con estas prácticas se deciden a boicotear las empresas que no pagan impuestos. Evidentemente, es mucho más difícil boicotear a Google que a Amazon y que a Starbucks. Ha sido esta última empresa la que más se ha visto afectada por este pequeño movimiento social, hasta que comunicó que empezaba a tomar medidas para corregir esta situación.
Sin emabargo hay una cuestión un poco más de largo plazo. Starbucks lleva años construyendo sus credenciales sociales, con productos de comercio justo y fundaciones en los países origen de las materias primas que consume. ¿Puede esta ingenieria de impuestos afectar a su credibilidad?
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