Como era de esperar, la convulsión social del momento tenía que llegar al mundo del gran consumo, tan íntimamente ligado a la vida de las personas. Vivimos en el Reino Unido momentos de indignación social, con cientos de manifestaciones reclamando una sociedad más justa para todos.
La primera reacción fue la del CEO de The Coop, Steve Murrell, que en Twitter y dirigiéndose a sus empleados, condenó la muerte de George Floyd mientras la policía le estaba deteniendo, y expresó una vez más los valores del negocio que dirige y cómo están trabajando para implantar una cultura en la que se celebre la diversidad y el color de piel no suponga ningún obstáculo para nada dentro de su organización.
El fin de semana el protagonismo se lo llevaron un par de marcas de té, Yorkshire Tea y el negocio de Unilever PG Tips. La primera respondió a una activista de extrema derecha que por favor no compres nuestra marca, tras unos comentarios que ella había hecho en twitter. Acto seguido, otras personas anunciaron que iban a boicotear a Yorkshire Tea por apoyar a la organización Black Lives Matter, y se iban a pasar a otras marcas. PG Tips escribió a su vez que si quieres boicotear marcas de té que están en contra del racismo, no les compres tampoco. Otras marcas, como Tetley, se unieron a la denuncia pidiendo que los racistas no consuman sus productos.
Yorkshire Tea contestando a Laura Towler.
Ayer, Wilfred Emmanuel-Jones, fundador de The Black Farmer, publicaba una carta en The Grocer sobre la falta de diversidad en los puestos de mayor responsabilidad de los supermercados, y se complacía del anuncio de The Coop.
Y en estos momentos empieza a popularizarse en las redes sociales un llamamiento a boicotear a Sainsbury’s. El motivo es que se ha retirado de la puerta de un museo financiado por Lord Sainsbury la estatua de un emprendedor del comercio internacional que además compraba y vendía esclavos. Sin embargo, los Sainsbury’s no tienen nada que ver con esto, es una decisión de los administradores de Canary Wharf, en línea con las peticiones de muchas personas en el Reino Unido de retirar estos monumentos. (Por cierto, cuando puedan volver a Londres visiten el museo, se llama Museo de los Docklands allí en Canary Wharf, con su centro documental de Sainsbury’s, que contiene el archivo con toda la historia de la cadena!). Afortunadamente, de la misma forma que en el caso de las marcas de té, la respuesta de adherencia a la marca también es viral, #BuySainsburys.
Posicionarse en estos momentos es algo muy complicado, y son actos valientes por la polarización que existe entre las dos posturas. Y además la polémica de algunas demandas del Black Lives Matter y los sucesos que se están viendo en las manifestaciones. Además, la historia del té, que no está libre de la explotación en países en desarrollo, por ejemplo, aunque los esfuerzos de las grandes marcas están por eliminar esto. Pero también es verdad que los consumidores demandan de las marcas un mayor compromiso social, y éstas pueden elegir responder y posicionarse, para estar más cerca de los valores de sus clientes, aunque les va a ser imposible estar al lado de todos sus clientes.
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