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Writer's pictureJosé Miguel Flavián Erlac

Entra en vigor el impuesto sobre los refrescos azucarados.

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Clean labels: la norma en los refrescos pronto será lo que propone No More. Sin azúcar, sin edulcorantes y sin conservantes.


Dos años después que el entonces Ministro de Economía, George Osborne, anunciara la medida, esta semana entra por fin en vigor el impuesto que tasa el azúcar en las bebidas refrescantes que tiene como objetivo desincentivar el consumo y así combatir la obesidad.

El plazo dado a la industria ha cambiado completamente el panorama en los lineales. En el 2016 se esperaba recaudar más de £500 millines al año, pero con los productos que se ofrecen hoy en día y los hábitos de consumo actuales, se estima que se va a recaudar la mitad.

El impuesto afecta a los refrescos que contienen azúcar. No a los zumos, batidos, bebidas alcohólicas, ni por supuesto a las chocolativas y otros snacks, a pesar de ser fuente de azúcar en las dietas actuales. Según la cantidad de azúcar por litro, el producto llevará una carga de entre 18 y 24 peniques por litro, por lo que las latas de refrescos pueden llegar a tener que asumir una tasa de 8 peniques.

Como decíamos, durante estos dos años la industria ha transformado sus productos. Según Brandview, la reducción media de azúcares en toda la categoría ha sido del 15%. Han desaparecido del mapa  productos con azúcar añadido y se han multiplicado las referencias con edulcorantes artificiales, reformulaciones de los productos ya existentes o simplemente nuevas versiones. Los que han decidido mantener la fórmula, como algunas referencias de Coca Cola y Pepsi Cola han optado por reducir el tamaño del envase, y así cargar menos impuesto en el PVP.

Los distribuidores también han renovado su oferta de MDD. Tesco, por ejemplo, al poco de anunciarse la medida anunció que daba de baja multitud de referencias de refrescos azucarados, y poco a poco ha ido dando de alta alternativas con menos azúcar. En la actualidad, solamente el 15% de su gama va a tener que soportar el impuesto.

También es importante considerar el cambio en el gusto de los consumidores que se ha producido. Seguramente la toma de conciencia empezó con el programa de Jamie Oliver sobre la relación entre el consumo de azúcar y la obesidad, y su decisión de aumentar el precio de los refrescos altos en azúcar en sus restaurantes. Pero ya desde mucho tiempo antes de emitirse el programa varios lobbies anti azúcar habían publicado notas sobre los efectos del abuso del azúcar en nuestras dietas, y poco a poco sus mensajes iban calando en el público.

Cambiar el comportamiento del público de una forma significativa ha costado varios años. Ahora estos cambios son mucho más rápidos, muy amplificados por los social media. Después de la sal, las grasas trans, le llegó el turno al azúcar. Qué ingrediente va a ser el próximo?

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