Poundland, una cadena que ha tenido que hacer cambios profundos en su estrategia por motivo de la inflación.
Aquí dicen el Retail is detail, y no conviene perderse ni un detalle de lo que pasa en las tiendas.
La Office for National Statistics británica acaba de publicar un informe sobre lo que aquí se conoce como “shrinkflation” (la inflación que reduce), refiriéndose a la inflación escondida, donde se mantienen el precio de las referencias a la venta, pero baja el peso de los productos, por lo que el PVP por kilo sube. Desde que se votó por el Brexit, la inflación es uno de los temas centrales del gran consumo en este país, veníamos de una guerra de precio y la incertidumbre le puso fecha de caducidad a la caída de los precios.
La ONS, como el INE en España, toma datos periódicos de una selección de productos para calcular varios índices. El más importante, la inflación de los bienes de consumo, que forma parte de la inflación general. Analizando los datos de los últimos cinco años se han dado cuenta que el peso de muchas referencias se ha ido reduciendo.
En los últimos cinco años, de todos los productos para los que la ONS mide precio y peso, más de 2.500 se han reducido de tamaño. La misma ONS reconoce que los cambios son pequeños y no en demasiadas referencias a la vez, por lo que el efecto en la inflación es muy pequeño (aunque se da, y ellos lo contemplan porque corrigen el efecto gracias a considerar los pesos de los productos). De todas las categorías que analiza la ONS, sólo en la de chocolatinas y otros dulces de impulso el efecto es grande, y lo cuantifican en que la pérdida de peso de estos productos contribuye en 1.22 puntos a la inflación de esta categoría en concreto.
Número de referencias mensuales que detecta la ONS se han reducido de precio.
Los motivos son los habituales: los precios no pueden superar una cierta barrera psicológica, a la vez que suben los costes de las materias primas, o se realizan promociones agresivas de productos que erosionan márgenes, y la famosa guerra de precios de estos últimos años. Aunque se viene hablando mucho de esto ahora, esta práctica se venía dando desde mucho antes que el periodo que recoge la ONS en su análisis. Además, los consumidores son mucho más sensibles a los cambios de precio que a los cambios de peso.
Esta práctica se volvió famosa a raiz de la devaluación de la libra frente al dolar y el euro. Los costes crecieron súbitamente, muchos fabricantes no pudieron subir precios porque los retailers no les dejaron, y algunos optaron por este tipo de soluciones. Fueron muy notables los de Toblerone, en el que se modificó físicamente el producto, las cajas de Choco Pops, las bolsas de Maltesers, los snacks de carne Peperami, etc. Pero como decimos, ya venía sucediendo, por ejemplo en productos muy estacionales como los huevos de chocolate de Pascua, o dulces de Navidad, que sólo están a la venta un cierto periodo de tiempo y vuelven al cabo de un año, por lo que se le hace algo difícil a los consumidores comparar con certeza.
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