En este mundo las acciones que se llevan a cabo en internet suelen tener mucha más repercusión que las acciones que se hacen en el mundo físico, y poco a poco, el mundo ganadero se va apoyando en la web 2.0 para ampliar así el alcance de sus reivindicaciones.
Fuente: The dairy site
El pasado verano lo pudimos comprobar con la campaña #sosDairy. Varios retailers y empresas envasadoras de leche decidieron unilateralmente bajar el precio de la leche que pagaban a los ganaderos, aduciendo a razones de mercado. Sin embargo, las protestas de los ganaderos ante los políticos y en varias ciudades, junto con la difusión de sus razones y su importancia como sector a través de los medios digitales, consiguieron llamar la atención de los consumidores. Los consumidores entonces ejercieron su poder, mostrando su disconformidad a los retailers, obligandoles a revisar sus intenciones y pagar más por la leche.
En estos días tan turbulentos para el mundo de la carne, nos encontramos con otro caso que también puede ser importante y que se dirige directamente a la aversión que tienen las grandes empresas a los problemas de RRPP. Como seguramente habrán oido, recientemente han entrado en vigor una serie de normas europeas que afectan al sector porcino, siendo una de las más importantes la referente al alojamiento de las cerdas. Los cambios suponen un mayor coste, y los ganaderos británicos llevan ya desde el 1999 trabajando así, cuando entraron en vigor varias medidas para mejorar el bienestar animal en la producción ganadera. Esto claramente suponía una desventaja a nivel de costes: su producción es más cara que la convencional, pero también en el Reino Unido los consumidores están más preparados que en otros mercados a pedir productos locales y pagar más por ellos.
La Asociación de Ganaderos de Porcino lleva tiempo informando sobre este diferencial mediante campañas, al principio dirigidas a los profesionales de la alimentación (inserciones en revistas del gran consumo como por ejemplo The Grocer) y desde principios de año dirigidas al público en general, mediante unos vídeos en los que un granjero mediático explica las distintas formas de producción. Ahora han decidido tomar un paso más. Se ha preparado un documento solicitando a los retailers y empresas de horeca utilizar sólo carne de explotaciones que cumplan extrictamente con la reglamentación europea. Son ya bastantes los que lo han firmado, entre ellos Tesco, M&S, Sainsbury’s, Pret-a-Manger, y poco a poco se van adheriendo más. Como medida de presión la organización cuenta con primero la simpatía de los consumidores, que no sólo prefieren productos locales en la mayoría de los casos, sino que ven esto como legislación que hay que cumplir, y no entienden las excepciones, el tiempo que se tarde en dictaminar si se cumple o no, etc.
Además, han montado un particular muro de la vergüenza. En la web de la asociación están listados todas las empresas que compran carne de cerdo, ya sean retailers o fabricantes o empresas de catering. En una columna están los que han firmado el compromiso, y en la otra los que no. A priori, pocas empresas querrán estar en la columna del no, porque en el fondo son señalados.
Otra campaña de apoyo a este objetivo es la de “Save Our Bacon”, con mucha presencia en las redes sociales, y que cuenta con el apoyo de bastantes políticos, entre ellos el primer ministro, y hasta Jamie Oliver ha hecho un programa de TV centrado en esto.
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