Como no, la crisis, la cuestión recurrente, ha cambiado las prioridades y capacidades familiares, y como en todos sitios, las preguntas que se hacen las empresas alimentarias son como hacer frente a estos cambios, y cuáles serán cambios permanentes.
Según la ONS (el Instituto Nacional de Estadística que tenemos en el Reino Unido), en el último año las familias han perdido unas 160 libras de media de su poder adquisitivo. Y esto es consecuencia no sólo por como se complica la situación laboral si no porque a la vez se reducen las ayudas gubernamentales, entre ellas las que son para la educación de los niños y jóvenes, etc.
Padres y madres tienen que trabajar más horas para mantener la renta familiar, y esto supone que a la vez que gana importancia el retorno de la inversión en la compra, ya sea por valor de los productos comprados o por el convenience que aportan, tanto productos como canal (proximidad, online). Son consumidores que quieren minimizar los riesgos de la compra, por lo que si no tienen suficientes incentivos para probar (descuentos, catas, etc) seguramente no se apartarán de su lista de la compra.
También cambia el reparto de tareas en el hogar, y los padres están asumiendo más trabajos, por lo que los mensajes en los puntos de venta y packs ya no tienen que estar pensados exclusivamente para mujeres compradoras.
Asda es uno de los distribuidores que parece estar siguiendo más de cerca esta cuestión, publicando periodicamente datos de su observatorio de las familias. Fruto de estos datos, anuncia recortes en el precio de los productos más habituales, y sobretodo, aumentando el número de referencias a precio único, normalmente de £1 (barrera psicológica, y sobretodo, precio de sus competidores más agresivos, las tiendas de todo a una libra).
A pesar de haber anunciado oficialmente que el Reino Unido había salido de la recesión, al mostrar un crecimiento de su economía en el tercer trimestre, inmediatamente se empezó a hablar del riesgo de caer por tercera vez en un periodo de retroceso. Aquí lo llaman “triple dip”, caer tres veces.
El último trimestre del año el país se enfrenta a nuevos recortes, a la recesión de varios países europeos que son los principales clientes de la industria británica, y a la falta de incentivos como los Juegos Olímpicos, que lograron animar un poco el panorama en verano. Por ello, son varios los analistas que pronostican un invierno más frío que lo habitual.
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