El año ha empezado movido en Asda, protagonizando varias noticias que indican que la cadena se prepara para una guerra de precios mucho más larga que lo que se había anticipado al principio.
Hace una semana hizo público que entraban a formar parte del grupo de compras EMD, para lograr un mayor poder de compra y así tener acceso a productos más baratos. También anunciaron que iban a reforzar la inversión para bajar los precios de los productos que ofertan. A los £1.000 millones que dedican entre el 2013 y el 2018, le añaden otros £500 millones este año para competir con más intensidad en la guerra de precios contra el discount. Y su filial, IPL, sigue comprando proveedores, logrando una mayor integración en la cadena de suministro que les permita mejorar en costes.
Y hoy nos cuentan en la revista Retail Week que planean despedir a más empleados de sus oficinas centrales. Ya habían despedido a casi 1.500 personas hace dos años, de los servicios centrales y en tiendas (al aplicar una estructura más plana), y ahora anuncian cientos de despidos adicionales en la central. Responden, dicen, al cambio que ya detectaron hace dos años en cómo deben conducirse los negocios de distribución alimentaria, observando el éxito del modelo discount, y las preferencias actuales de los compradores. En estos dos años, la presión ha aumentado, por lo que tienen que seguir reformando su forma de trabajar para adaptarse mejor a este entorno.
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