Si bien Asda ya ha presentado algunos datos del año fiscal en curso, hace unos días hizo públicos los datos del ejercicio del 2015.
Son continuistas con los de los últimos años: crecen los beneficios, bajan los costes, y las ventas se derrumban.
Las ventas anuales fueron de £22.400 millones, un 3,7% menos que el año anterior. Si nos fijamons en las ventas comparables, la pérdida es de un 4,7%. Los beneficios crecen, gracias fundamentalmente a que Asda ha recortado costes de un buen número de partidas, de cadena de suministro, laborales (ha eliminado varios puestos en los organigramas del personal de tienda, pudiendo reducir el personal en cada una de ellas, resultando en un 5% menos de personal en un año) etc.
También acaban de vender el negocio de fotografía a la empresa Photo-Me. El negocio de impresión de fotos digitales y fotomatones no les aportaba beneficios. Y miran otras operaciones en las tiendas que piensan no les aportan valor, como por ejemplo, los obradores donde preparan pizzas.
Y el viernes pasado anunciaron su esperada nueva dirección: la han llamado guerra de precios nuclear porque tienen mucho más margen de maniobra que sus competidores, y estas acciones seguramente van a alargar más de lo que se esperaba la guerra de precios. Han decidido lanzar una nueva campaña de marketing que se llama “That’s Better” (Así mejor) que viene con una rebaja de un 15% de media para unas 1,000 referencias, muchas de ellas de productos frescos. La campaña también incide, aunque algo de pasada, en las mejoras de calidad que han venido realizando en su MDD. Con esta medida esperan mejorar la percepción de precio, que han perdido un poco por culpa del éxito de los discounters, y recuperar clientes.
También se ha dicho que la inversión en precio, por más extensa que pueda ser, no será suficiente para sacar a Asda del bache de ventas. Necesita invertir en tiendas y en personal, para recuperar niveles de servicio y mejorar la experiencia de compra, como ya ha comentado en algunas ocasiones el nuevo CEO de la compañía, Sean Clarke.
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